Microbiota I. La muerte comienza en el colon.

Nadamos en un mar de información y somos llevados por un torbellino de ideas. Nadie tiene una correcta concepción de la verdad o de que la salud es la única verdad importante. Todo lo que funciona, en algún momento puede dejar de hacerlo y en ese instante, somos conscientes de su importanciaTodo está en todas partes, el ambiente selecciona.

¿y Si te dijese que la culpa es de las bacterias? Los microbios, la forma de vida primigenia. DesignSimples pero eficaces, lo han colonizado todo y están por doquier. Donde pienses, mires o digas están. Poseen una enorme capacidad de adaptación y proliferan en cortísimos intervalos de tiempo. enlace. enlaceenlace. Buen ejemplo es su rápida capacidad para mutar y anular antibióticos, gran problema a nivel mundial. enlace. Mejor llevarse bien con ellos, verdad? Nada escapa a su poder colonizador. Vídeo

¿Tienes gases, ventosidades, flatulencias, pedos? Quizás pienses que algo que comiste te sentó mal. Lo que expulsa es resultado de la dieta y la composición-actividad de las bacterias del colon.enlace. Si huele mal…. mal está dentro.

Ya los egipcios decían la muerte llega desde el colon. Allí viven la mayoría de tus microbios o microbiota o flora intestinal o microbioma y, estos huéspedes, pueden ser los responsables de tu muerte. La gastroenteróloga Robynne Chutkan en «La solución Microbioma» (2016) expone que todas las enfermedades graves o crónicas empiezan en el intestino. Quizás en el futuro, el médico, en vez de medir tu índice de masa corporal (IMC), esté más interesado en evaluar el estado de tu microbiota. El microbioma intestinal tiene que ver con casi todo lo que nos hace enfermar. Veámoslo.

La puerta de entrada al cuerpo son los alimentos. Durante su avance se encuentran con sucesivas barreras. La primera, la saliva, contiene sustancias antimicrobianas (lactoferrina, lisozima o inmunoglobulinas). Aún así debemos cepillar los dientes para evitar sarro bacteriano. La segunda, el estómago, los microbios son sometidos a ácidos con pH muy bajo (capaz de disolver elementos); A continuación, en la primera parte del intestino delgado (duodeno y yeyuno) se vierten sales -bilis y jugos pacreáticos- con un pH muy alto (también capaz de disolver). Los microbios, en esta parte, son 100.000 veces inferior al colon. Streptococcus y Veillonella son habituales, pero también Clostridium, Escherichia y Turicibacter, relacionados con enfermedad intestinal. Por último, la mucosa colónica.

Plantas, animales y humanos, enlace, viven asociados con microorganismos, en equilibrios muy complejos, dotándolos de características y capacidades particulares.  Cuando el equilibrio o homeostasis de los microbios hospedados en nuestra microbiota (=holobionte) se rompe, aparecen problemas de salud. Entonces se habla de disbiosis microbiana. La disbiosissegún M. A. Almodóvar en su libro «El segundo cerebro» está en estrecha relación con obesidad, celiaquía, asmaenfermedad de Crohn, síndrome metabólico, diabetes, alergias, eczemas atópicos, autismo, enfermedades autoinmunes y varios tipos de cáncer. Además de alteraciones psicológicas y mentales. El empobrecimiento o desequilibrio microbiano favorece el estreñimiento crónico, el nerviosismo, el insomnio, el cansancio, migrañas, fibromialgia, déficits de minerales y oligoelementos como magnesio, cobre, zinc o litio.

Por tanto, Designsi tenemos una microbiota en orden, lo más probable es que el sistema inmune funcione bien. La microbiota es como un mercenario a los ojos del sistema inmune: ocupan el espacio e impiden que se alojen microbios patógenos, son un escudo. A cambio el cuerpo «paga» en mucosa (comida para los microbios) para que ayuden a expeler a los gérmenes patógenos y den alerta (inflamación) a las células Policia del cuerpo. Además, producen antimicrobianos o bacteriocinas, tóxicos para otras bacterias con las que compiten por los mismos nutrientes.

Cada persona tiene una microbiota diferente, formada por distintas  especies de bacterias, virus, arqueas y células con núcleo. Son como nuestra «huella dactilar» y, posiblemente nos acompañarán toda la vida. De hecho, sus genes funcionan como una extensión de nuestro propio genoma. Un estadounidense medio tiene cerca de 1.200 especies distintas en sus tripas. Un amerindio amazónico 1.600 especies. Una persona rural tiene más especies que un urbanícola. Si quieres conocer las tuyas lleva una muestra de heces al laboratorio.

DesignEl intestino es un tubo largo (mide sobre 11m el delgado y sobre 1,5m el grueso), con escasa irrigación de vasos sanguíneos, recubierto de una mucosa o epitelio, es decir, la barrera de entrada al interior del cuerpo; entran alimentos, sino son útiles, no pasan la mucosa y salen como deshechos. El tubo realiza la metabolización o transformación de la comida en nutrientes necesarios para vivir. Imagina una planta de gestión de residuos. El sistema digestivo funciona de forma parecida. Los desechos se arrojan a una cinta transportadora para su selección por tamaño, clase e importancia; el estómago descarga su contenido (nuestra última comida) en el intestino delgado y comienza un proceso de selección de materiales -grasas, proteínas, glúcidos, sal, vitaminas, etc.- Los alimentos recorren el intestino con mucha rapidez y, si a esto sumas la competitividad entre microbios por los nutrientes, les obligas a ser rápidos consumidores. Si el flujo intestinal es demasiado rápido cursará diarrea, si es lento cursará estreñimiento. Los microbios mejor adaptados a un flujo rápido aumentarán su población cuando el tránsito intestinal sea rápido y viceversa.

El siguiente paso, la parte indigerible que no se ha absorbido pasa al intestino grueso para su transformación por parte de las bacterias. Aquí es dónde viven tus «bichitos». Si por circunstancias, los bichitos pasan al intestino delgado, generarán problemas de salud. Piensa que si tenemos el tubo mal cuidado, poco poblado, Designescasa diversidad, con bacterias u hongos, oportunistas y patógenos (como Candida albicans o Clostridium difficile), contaminado por alimentos mal digeridos o poco masticados y/o atascados por materia fecal, aparecerán alergias, estreñimiento, diarrea, gases, inflamaciones, alteraciones en la piel, cambios de humor, problemas mentales, etc. Un buen montón de problemas que se relacionan con el estado de tu microbiota y tu alimentación.

Y todo esto comienza siendo bebés (vídeo ilustrativo). Los microbios benefician al bebé. A su vez, en la leche materna están presentes oligosacáridos, que alimentan las bacterias (Bifidobacterium infantis) del bebé. Aquellos bebés alimentados con leche industrial, tienen más cólicos del lactante, porque tienen más bacterias tipo Proteobacteria y menos Bífidobacterias y/o Lactobacillus. Cuanto más amamantéis a vuestros hijos mejor microbiota tendrán. A su misma vez, sin caer en los extremos, el exceso de higienizar que nos han creado, también repercute negativamente en la variedad de la microbiota y por tanto, en su salud, ahora y luego.

IMG_0804El eje cerebro-intestino-microbiota. Tus bichitos son responsables de tu felicidad. Fabrican el 95% de la serotonina y dopamina (hormonas de la felicidad). Ciertas sustancias químicas producidas por la microbiota pueden comunicarse con el cerebro y afectar al apetito o la saciedad, con ello, también afectan (en modo cascada) tu estado de ánimo, tu comportamiento e incluso son capaces de alterar enfermedades neurológicas.

El sistema nervioso entérico, tu segundo cerebro, formado por 100 millones de neuronas,  espacio con más neuronas después del cerebro, es el responsable de sentir ciertas emociones en la tripa y de hacer la digestión sin contar con el hipotálamo. Pero no sólo realiza tareas fisiológicas, sino que, influye en las emociones, responde a estados de nervios o estrés. En 2011, un estudio de la Universidad MacMaster (Canadá) recopiló evidencias de que los bichitos influyen en la conducta (ansiedad, depresión, autísmo tardío). Otro en 2013, en Suecia (instituto Karolinska y el instituto del Genoma de Singapur), manifestó que la colonización microbiana del infante es decisiva en el desarrollo del cerebro, fundamental para el aprendizaje, la memoria y el control motor. Ya se constató que la ansiedad provoca diarreas y la depresión disminuye la digestión y asimilación de alimentos.

Por tanto, los bichitos, pueden determinar nuestras interacciones con el entorno, protegernos o predisponernos a alergias y enfermedades. Pueden inhibir y/o agravar procesos inflamatorios. Pueden pueden protegernos de la obesidad y la diabetes. Pueden interactuar con determinados edulcorantes sintéticos para causar resistencia a la insulina y aumento de peso a determinados individuos y hasta manipularnos para que comamos algo concreto. enlace. enlace.

Digo «pueden» porque todavía no se sabe a ciencia cierta cómo son estas interrelaciones. Muchas de las prácticas que se hacen son estudios en ratones gnotobióticos de laboratorios, algunas en humanos, pues es difícil hacer observaciones en vivo y sacar microbios intestinales para reproducir in vitro. Aún se está en pañales. Sin embargo, los granjeros saben desde hace décadas que administrar antibióticos al ganado incrementa un 15% el peso, de grasa corporal; Y cada vez más estudios confirman: que no somos axénicos ni gnotobióticos, al contrario, la alianza con los microbios comienza justo al nacer, con los microbios vagino-anal de mamá o por microbios «ambientales» si naciste con cesárea; que esos primeros microbios colonizadores te ayudan a digerir la leche materna; que existe relación entre la cantidad de Firmicutes y el grado de delgadez o Bacteroides y el grado de obesidad enlace; que existe una clara relación entre el consumo de fibra y el desarrollo de una buena microbiota; que el uso indiscriminado de antibióticos genera disbiosis intestinal y problemas de salud; que la drástica higienización occidental no es tan benigna; que la alimentación influye sobremanera en la disbiosis intestinal; que determinados microbios potencian la salud; que cada persona tiene una propia, personal y transferible microbiota; que la microbiota no es estable sino que cambia con la edad y con la alimentación; que las heces y su olor son resultado del estado de tus «bichitos»; que tener mascota aumenta la microbiota; que a mayor variedad de microbios mejor estado de salud… y así podría seguir con «que» y «que«.

¿Qué comen los «bichitos»? Se habla de microbios mutualistas o de simbiosis. Los microbios no son gorrones.Design Los «bichitos» fermentan materiales que nuestro cuerpo no puede utilizar y a cambio, nos dan energía, en forma de ácidos grasos de cadena corta o AGCC. Unos ácidos que nutren las células del epitelio o enterocitos. Gran parte es fibra alimentaria, carbohidratos complejos no digestibles u oligosacáridos,  que las enzimas humanas son incapaces de digerir y convertir en nutrientes útiles. Las proteínas y péptidos también llegan al colon, donde la proteolisis microbiana (Clostridium y enterobacterias) generan metabolitos nitrogenados y poliamidas (=desechos tóxicos de los microbios). En cuanto a las grasas, las bacterias producen compuestos saludables como el ácido linoleico conjugado, ácidos grasos poliinsaturados omega3 y ácidos biliares secundarios. También consumen polifenoles (presentes en frutas y verduras) con efectos antioxidantes, etc. Otras bacterias como Lactobacillus reuteri, pueden crear vitaminas, como la K o la mayoría de las B.

DesignLas bacterias de la microbiota se asemejan a un árbol con pocas ramas y muchos brazos. Las ramas serían 5 de más de 100 existentes: Firmicutes, Bacteroides, Actinobacteria, Proteobacteria y Verucorrubia. Las 2 primeras representan el 90% del ecosistema intestinal.

Streptococcus compite con las células epiteliares por los carbohidratos simples y producen ácido láctico, que es usado por Veillonela como fuente de carbono y energía.

El hongo Candida albicans aumenta en los niños que ingieren mucho azúcar.

La bacteria Oxalobacter formigenes metaboliza los oxalatos presentes en muchos vegetales y cereales que inhiben la absorción del calcio y favorecen los cálculos renales.(4)

La bacteria Shigella, causa infección con diarrea sangrante. Normalmente se controla con antibióticos, pero los investigadores han descubierto que si se comen plátanos verdes cocidos junto con el antibiótico, se recupera la salud con mayor rapidez (1).

¿La microbiota envejece? La investigación sobre el microbioma humano es una revolución para comprender la fisiología humana. Los estudios con ratones (fuente de experimentación) sugieren que, como cualquier otro aspecto físico o mental humano, con el paso del tiempo también se deteriora. La rapidez con que lo haga puede servir para predecir a qué velocidad lo hará nuestra salud. Con los años, si no se ha cuidado bien el epitelio intestinal, puede llegar una mayor permeabilidad intestinal, en concreto a personas con intolerancia al gluten y la leche de vaca, con lo cual proteínas y glúcidos pasan a la sangre desencadenando reacciones de inmunodeficiencia.

¿Qué ocurre si las bacterias «comensales » de tu microbiota rompen el pacto e invaden el epitelio intestinal? Hay muchas causas que pueden alterar la barrera. Por ejemplo E. coli, habitante común, no causa daño en condiciones normales, pero existen cepas muy peligrosas de esta bacteria (una especie de Dr. jekyll y Mr. Hyde) como ocurrió en 2012, con la llamada «crisis del pepino». También el sistema inmune puede cometer errores y considere «enemigos » a las bacterias resilentes, o incluso a sus propias células. Los estados de tensión con estrés y los malos hábitos o una predisposición genética, también pueden generar permeabilidad intestinal.

Continuará…

Bibliografía:

1. «El intestino feliz: Cómo controlar el peso, el estado de ánimo y la salud a largo plazo». Justin y Erica Sonnenburg. Ed. Aguilar. 2016.

2. «Conozca su caca (Medicinas complementarias)». Adrian Schulte. Ed. Urano. 2017.

3. «Transforma tu salud: La clave está en las bacterias intestinales y las hormonas». Xevi Verdaguer. Ed. Grijalbo. 2017.

4. «La microbiota intestinal». Carmen Peláez y Teresa Requena. Csic. 2017.

Noticias de microbiología.

MOOC. «Los microbios que te rodean». Universidad de Navarra. 2017.

Proyecto Microbioma humano.

Vídeo… » viendo lo invisible «

Microbiota. Tóxicos en los alimentos

http://www.microgaia.net

Korpela K. Diet, Microbiota, and Metabolic health: Trade-Off between Saccharolytic and Proteolytic Fermentation. Annu Rev Food Sci Technol. 2018.

Que pasaría si no hubiese bacterias?

La microbiota intestinal regula el sistema inmune

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